lunes, 20 de enero de 2014

Desde Lora y para Lora. Artículo La radio de papel de noviembre

OCULUM
                              DESDE LORA Y PARA LORA

            En días pasados, pudimos asistir a la presentación de unas guías turísticas de Lora, creadas para que aquéllos que nos pudieren visitar no vaguen por nuestras calles sin saber qué enclaves, rurales o urbanos, son los idóneos o qué platos han de degustar y dónde. Lástima que estas guías no vengan acompañadas de un plan de apertura porque no creo que ese hipotético turista quede muy satisfecho al situarse en el lugar señalado y no tener acceso al interior. Sería muy interesante poder contemplar algunas dependencias del Ayuntamiento, del edificio de El Bailío, iglesias varias y convento…, incluso el castillo de Lora, por qué no.
            Volviendo al tema de las guías, sirvan o no de reclamo de visitantes foráneos, es una idea magnífica, pues el hecho de aunar en un documento el patrimonio de nuestro pueblo significa que, de pronto, podemos contabilizar la riqueza de la que somos partícipes y de la que, tal vez (solamente, tal vez), no somos conscientes. En mi trabajo diario con jóvenes puedo observar que, en ocasiones, se quejan de que en Lora no existen lugares de ocio adecuados a sus gustos y, cuando lo comparan con pueblos cercanos, no salimos bien parados. Esta idea, llevada a extremos, está presente en gran parte de los habitantes y, con frecuencia, nos invade la sensación de que no salimos en televisión más que para desgracias, nada más lejos de la realidad, por otra parte. Significativo es que, sólo en la distancia, el loreño es capaz de apreciar lo que dejó.
            Hace años, como experimento pedagógico, mi compañera (y amiga) Pilar Angulo y yo llevamos a cabo una actividad dirigida a alumnos de Bachillerato en el IES Axati. Queríamos conseguir que tomaran conciencia de la belleza de nuestro pueblo, de su singular arquitectura o, simplemente, que recorrieran sus calles con actitud contemplativa y no inquisitiva. Debían fotografiar su rincón favorito (así denominamos el proyecto, “Mi rincón favorito”) y expresar en prosa lírica (más o menos) lo que sentían al estar allí. Lo conseguimos,  resultó todo un éxito, tanto que, al exponer todas las fotografías en nuestra biblioteca, ellos mismos no las reconocían y nos decían: “No parece Lora”. Pues es Lora, porque Lora es así de bella, sólo hay que mirarla con buenos ojos y se nos presenta como un pueblo magnífico y entrañable,  lleno de muchos rincones que nos pueden conmover.
Esperemos que la iniciativa del Ayuntamiento de publicar estas guías sirva a la sociedad loreña para llegar a una catarsis parecida.

Manuela Castillo

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